domingo, 3 de abril de 2011

Ni tu ni yo somos culpables...

No soy yo, ni eres tu.....y no es culpa tuya ni mía....pero a veces no puedo evitar pensar en ello y preguntarme cómo hemos llegado hasta aquí cuando hemos vivido tanto y nos hemos querido tanto....Será culpa de las circunstancias y de cómo cambia todo con el pasar de los días: finalizan etapas, cambian prioridades, modificamos rutinas, conocemos nuevas personas, nos centramos en  proyectos futuros, rediseñamos una y mil veces nuestra existencia, nos enamoramos de personas que no son las que de verdad merecen nuestro amor...y tardamos demasiado en darnos cuenta, nos apasionamos por ilusiones que no siempre están a nuestro alcance, viajamos muy lejos sin movernos del sitio y volvemos de nuevo al mismo punto siendo un poquito más sabios, creemos en ideas que mañana nos desencantan....
Todo es constante cambio y, a la vez,  todo permanece en la medida en que lo permita nuestra memoria, y así, tal día como hoy, me he puesto a recordar las personas que en algún momento formaron parte clave de mi existencia, pilares de lo que fui y de lo que me he ido convirtiendo, e intento rebuscar en qué lugar y por qué motivo se quedaron silenciosos fuera de ella....Nombres propios con historias particulares que me vienen a la mente y me hacen suspirar asumiendo que no es por ti, ni es por mi, el que más allá -en el mejor de los casos- de blogs, twitter, facebook, emails....hoy, justo en este instante, amigo/a mío/a, haya echado de menos uno de nuestros interminables cafés del Alcarabán, o las confesiones al volante en uno de esos viajes comunes, o las salidas "de vinos"  por el Húmedo, o las llamadas al fijo sin tiempo ni excusa, o el no poder parar de reir por cualquier tontería, o las parrafadas en los troncos, o los abrazos largos y silenciosos cuando más falta hacían, o las polaroids que inmortalizaron nuestras rutinas, o los cuchicheos mientras bailábamos en la Barrys, o las sobremesas trascendentales mientras dejábamos pasar la tarde, o las charlas en las escaleras de la Ponti, o las miradas que hablaban sin necesidad de palabras, o el arrastrar las horas entre largos paseos demorando la vuelta a casa, o los planes espontáneos e inmediatos que siempre eran los que mejor salían, o el bote común que se estiraba como el chicle noche tras noche de verano, o la sinceridad que emanaba con cualquier excusa porque considerabamos que la amistad implicaba esa condición indispensable, o la importacia de sabernos cuidados sin necesidad de demostrarlo.....
Cuánto ha pasado desde entonces y cuánto hemos cambiado, por  más que en aquel tiempo apostáramos por esta amistad por encima de todas las cosas.....sin que ni tu ni yo tengamos la culpa más que de haber sido unos ilusos que pronto nos daríamos cuenta de cuánto llegan a mandar las circunstancias particulares de cada cual más allá de los afectos....
Te echo de menos...y tal día como hoy me conformo con que lo sepas.....eso y que -a pesar de mi silencio- sigo aquí: tan lejos y tan cerca....

3 comentarios:

  1. Me siento súper identificada con este texto, Cris. Y que, por mucho que sepamos que son cosas de la vida, la rabia que da...

    Un besito, querida!!

    (L)

    ResponderEliminar
  2. Echaba de menos hace mucho uno de tus escritos como eso! Mil besos...escritora! Tienes que publicar uno de esos dias, pero sin tardar demasiado...Lo dedicas a Pedrito!...

    ResponderEliminar
  3. Linda, estuve por ahí hace poco....No te dije nada. La próxima seguro, sin falta....Es condición indispensable....No me resigno....Saudades de você.....

    ResponderEliminar